EL TRIBUNAL ARBITRAL Y SUS BENEFICIOS
El Tribunal Arbitral funciona en el Colegio de Abogados de Mar del Plata desde 1992, con mucho éxito. Mediante el arbitraje como uno de los métodos alternativos por excelencia, se trata de solucionar los conflictos, bajo un régimen que trae muchos beneficios a los abogados que recurren a él.
“Es el sistema adecuado para ayudar a que la Justicia sea más que una hipótesis, una realidad palpable, ya que los colegas padecen bastante la situación en la que se encuentran”, define el Dr. Wenceslao Tejerina, uno de los titulares del Tribunal, junto con los Dres. Eduardo Raimundo Hooft y Ricardo Gulminelli.
El Tribunal de Mar del Plata es uno de los que mejor funciona en el país, con la agilidad más eficiente de todos los centros de arbitraje. El Dr. Gulminelli afirma: “Hay una serie de ventajas que hoy nadie discute y el Colegio de Abogados ha sido uno de los pioneros en este aspecto, este Tribunal es uno de los que más trabajo tiene en Argentina”.
Estos beneficios, desconocidos por muchos abogados, permiten que el accionar de este centro diste mucho de los procesos judiciales estatales, por las ventajas tanto en costo como en tiempo.
La mediación es uno de los aspectos a destacar: “Es muy importante verle las caras a las partes”, reflexiona el Dr. Tejerina y agrega: “Esa forma de acceso y de comunicación directa sirve para buscar soluciones, porque a veces por escrito la situación no es la misma”.
Como es muy difícil poder acceder a los jueces del Poder estatal, los titulares del Tribunal, establecen audiencias de conciliación que, según el Dr. Tejerina “Son amplias, nos ven y los vemos, y podemos conversar cuál es el problema, y tratar de encontrar una respuesta inmediata”.
Las cifras muestran que el porcentual de asuntos arreglados en ese encuentro supera el 50% en la primera audiencia solucionada, lo que representa para los abogados y sus clientes una solución ágil y barata.
“La gente reclama muchas veces jueces, nosotros somos una especie de ellos pero por contrato, o institucionales, pero la sociedad necesita verlos. Si tuvieran la posibilidad de escuchar, las cosas cambiarían. Acá tienen todos los días el personal a disposición, se sienten atendidos”, asevera el Dr. Hooft.
La rapidez es otro de los beneficios que diferencian el funcionamiento de este tribunal del resto. Los elogios a la celeridad son una constante y mucho más en comparación con los plazos de una Justicia colapsada. Desde la primera presentación a la audiencia no pasan más de 30 días normalmente, en los que ya se tiene resuelto el problema, dependiendo del caso.
“Un juicio de desalojo en la Justicia común demora 2 años como mínimo, mientras que acá normalmente se termina en 2 meses. Incluso es mucho mejor que tener un garante, ya que al fiador hay que ejecutarlo. Nosotros tratamos de arreglar plazos, y se recupera la propiedad, ya que vuelve a entrar al mercado, lo que beneficia a todos”, expresan los titulares, quienes además comentan que este tiene posibilidades ilimitadas: a medida que el trabajo va aumentando, existe la posibilidad de crear nuevos tribunales.
“El costo no es elevado, y se ha regulado con el honorario”. Esta frase se realza todo el tiempo en el Tribunal. Y es que los tres árbitros en forma conjunta perciben de honorario un porcentual que arranca con el 5% para los tres, pero después de los cien mil pesos se reduce al 1%”.
“El Colegio, por todo el servicio que presta, cobra el 1% sobre el monto. La tasa de justicia es el triple de eso. Nuestro arancel es 4 veces el de la actuación de abogados, que es el 5% para los tres, un honorario en conjunto”, manifiesta el Dr. Tejerina, y finaliza: “Por eso es un servicio casi social”.
El Dr. Ricardo L. Gulminelli también decide incluir entre las características del Tribunal que lo hacen tan eficiente, a la similitud que tiene el proceso con el civil: “El abogado que viene a litigar aquí, sabe que se está manejando prácticamente con normas civiles y comerciales y en materia de honorarios no se lo perjudica, porque se aplica la misma regla que en Provincia o sea que no significa un desmedro de sus derechos”. Esta cuestión genera una reducción de los plazos, y un arreglo más rápido en los juicios.
“Todos tienen la posibilidad de ser árbitro y para eso tienen que pasar por un examen”, expone el Dr. Hooft, y continúa: “Existe un jurado independiente con profesores académicos de renombre y con una imparcialidad y un conocimiento que nadie puede poner en duda. Se llama a concurso y pueden venir todos los abogados que estén inscriptos, después de cierta antigüedad, y los que salen sorteados o elegidos, no pueden ser observados, porque fueron sometidos al escrutinio”.
Es por esta elección, que los directivos del Tribunal actúan de manera absolutamente independiente, incluso del Colegio, por la calidad de su designación.
“Jamás nos han presionado, funcionalmente nos respetan”, comenta el Dr. Tejerina, quien además se refiere a la realidad del centro arbitral: “Los abogados no acuden normalmente al arbitraje, porque creen que es algo totalmente distinto en todo sentido. Es exactamente la misma labor, nada más que más ágil, económica (en tiempo y en porcentuales de costo), y es más salubre. Por eso apostamos a un crecimiento aún mayor del Tribunal, y esperamos que sean cada vez más los colegas que encuentren en él una herramienta más que útil”.
EL TRIBUNAL ARBITRAL Y SUS BENEFICIOS
El Tribunal Arbitral funciona en el Colegio de Abogados de Mar del Plata desde 1992, con mucho éxito. Mediante el arbitraje como uno de los métodos alternativos por excelencia, se trata de solucionar los conflictos, bajo un régimen que trae muchos beneficios a los abogados que recurren a él.
“Es el sistema adecuado para ayudar a que la Justicia sea más que una hipótesis, una realidad palpable, ya que los colegas padecen bastante la situación en la que se encuentran”, define el Dr. Wenceslao Tejerina, uno de los titulares del Tribunal, junto con los Dres. Eduardo Raimundo Hooft y Ricardo Gulminelli.
El Tribunal de Mar del Plata es uno de los que mejor funciona en el país, con la agilidad más eficiente de todos los centros de arbitraje. El Dr. Gulminelli afirma: “Hay una serie de ventajas que hoy nadie discute y el Colegio de Abogados ha sido uno de los pioneros en este aspecto, este Tribunal es uno de los que más trabajo tiene en Argentina”.
Estos beneficios, desconocidos por muchos abogados, permiten que el accionar de este centro diste mucho de los procesos judiciales estatales, por las ventajas tanto en costo como en tiempo.
La mediación es uno de los aspectos a destacar: “Es muy importante verle las caras a las partes”, reflexiona el Dr. Tejerina y agrega: “Esa forma de acceso y de comunicación directa sirve para buscar soluciones, porque a veces por escrito la situación no es la misma”.
Como es muy difícil poder acceder a los jueces del Poder estatal, los titulares del Tribunal, establecen audiencias de conciliación que, según el Dr. Tejerina “Son amplias, nos ven y los vemos, y podemos conversar cuál es el problema, y tratar de encontrar una respuesta inmediata”.
Las cifras muestran que el porcentual de asuntos arreglados en ese encuentro supera el 50% en la primera audiencia solucionada, lo que representa para los abogados y sus clientes una solución ágil y barata.
“La gente reclama muchas veces jueces, nosotros somos una especie de ellos pero por contrato, o institucionales, pero la sociedad necesita verlos. Si tuvieran la posibilidad de escuchar, las cosas cambiarían. Acá tienen todos los días el personal a disposición, se sienten atendidos”, asevera el Dr. Hooft.
La rapidez es otro de los beneficios que diferencian el funcionamiento de este tribunal del resto. Los elogios a la celeridad son una constante y mucho más en comparación con los plazos de una Justicia colapsada. Desde la primera presentación a la audiencia no pasan más de 30 días normalmente, en los que ya se tiene resuelto el problema, dependiendo del caso.
“Un juicio de desalojo en la Justicia común demora 2 años como mínimo, mientras que acá normalmente se termina en 2 meses. Incluso es mucho mejor que tener un garante, ya que al fiador hay que ejecutarlo. Nosotros tratamos de arreglar plazos, y se recupera la propiedad, ya que vuelve a entrar al mercado, lo que beneficia a todos”, expresan los titulares, quienes además comentan que este tiene posibilidades ilimitadas: a medida que el trabajo va aumentando, existe la posibilidad de crear nuevos tribunales.
“El costo no es elevado, y se ha regulado con el honorario”. Esta frase se realza todo el tiempo en el Tribunal. Y es que los tres árbitros en forma conjunta perciben de honorario un porcentual que arranca con el 5% para los tres, pero después de los cien mil pesos se reduce al 1%”.
“El Colegio, por todo el servicio que presta, cobra el 1% sobre el monto. La tasa de justicia es el triple de eso. Nuestro arancel es 4 veces el de la actuación de abogados, que es el 5% para los tres, un honorario en conjunto”, manifiesta el Dr. Tejerina, y finaliza: “Por eso es un servicio casi social”.
El Dr. Ricardo L. Gulminelli también decide incluir entre las características del Tribunal que lo hacen tan eficiente, a la similitud que tiene el proceso con el civil: “El abogado que viene a litigar aquí, sabe que se está manejando prácticamente con normas civiles y comerciales y en materia de honorarios no se lo perjudica, porque se aplica la misma regla que en Provincia o sea que no significa un desmedro de sus derechos”. Esta cuestión genera una reducción de los plazos, y un arreglo más rápido en los juicios.
“Todos tienen la posibilidad de ser árbitro y para eso tienen que pasar por un examen”, expone el Dr. Hooft, y continúa: “Existe un jurado independiente con profesores académicos de renombre y con una imparcialidad y un conocimiento que nadie puede poner en duda. Se llama a concurso y pueden venir todos los abogados que estén inscriptos, después de cierta antigüedad, y los que salen sorteados o elegidos, no pueden ser observados, porque fueron sometidos al escrutinio”.
Es por esta elección, que los directivos del Tribunal actúan de manera absolutamente independiente, incluso del Colegio, por la calidad de su designación.
“Jamás nos han presionado, funcionalmente nos respetan”, comenta el Dr. Tejerina, quien además se refiere a la realidad del centro arbitral: “Los abogados no acuden normalmente al arbitraje, porque creen que es algo totalmente distinto en todo sentido. Es exactamente la misma labor, nada más que más ágil, económica (en tiempo y en porcentuales de costo), y es más salubre. Por eso apostamos a un crecimiento aún mayor del Tribunal, y esperamos que sean cada vez más los colegas que encuentren en él una herramienta más que útil”.